Follarme a una chica encima de la lavadora
septiembre 24, 2007 – 12:05 AMEsta es la amarga historia de un sueño roto: uno de tantos sueños que acabaron pisoteados y enterrados bajo la desangelada rutina cotidiana. Una triste historia que quiero compartir con ustedes. No busco compasión (podéis metérosla por el puto culo); si acaso, una brizna de humano consuelo.
Todo comenzó en una cafetería. Acudí a una cita que tenia con una chavala a la que había conocido días antes en el chat. Tras hablar un par de veces por teléfono con ella, se me antojo como una joven desinhibida y desenfadada, con muchas ganas de encontrar un novio: la presa perfecta. Al llegar al local, la encontré sentada esperándome. No era fea, cosa que ya sabía por la foto de carné digitalizada que me había mandado a través del IRC, pero estaba muy gorda, así que descarte de entrada entablar cualquier tipo de relación sentimental o sexual con ella. No soy de los que buscan la perfección física en la pareja, ni de los que rechazan una bien repartida voluptuosidad en el cuerpo de la mujer, pero cuando una dama pesa lo suficiente como para aplastarme y despanzurrarme algo en mí reacciona generando un cauteloso rechazo. Son cosas del instinto natural. Iniciamos, no obstante, una amena charla, en la que ella, tal como había hecho durante las conversaciones telefónicas previas al encuentro, intento incitarme a la pasión hablando de posturitas para hacer el amor, escenarios eróticos, trucos sexuales y no se cuantas chorradas mas. A la última chica que consiguió ponerme caliente en una cafetería le basto con pedirme la cucharilla de mi taza para disolver el azúcar, rechupetearla al acabar de mover el café para, supuestamente, limpiarla y colocarla de nuevo en mi platillo: si, me empalme allí mismo. Pero la gorda no tuvo tanta suerte, por más que intento darle un toque picante a aquella cita. El caso es que en un momento dado hablo de un escenario sexual bastante extraño: follar encima de una lavadora mientras la misma centrifuga, estando el chico sentado sobre la tapa de la maquina y la chica a horcajadas encima de él. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al imaginarme a aquella mole de carne sentada sobre mis piernas mientras un electrodoméstico hacia vibrar mi pandero. Pasada una hora, terminé aquello con un “ya te llamare otro día”, cosa que no hice.
De vuelta a casa, considere el tema de la fornicationis per machina. No encontré el asunto especialmente excitante, pues lo que la naturaleza varonil pide es sacar y meter el gusano, permitiendo que los testículos cuelguen cual badajo campanero y acompañen acompasadamente con su alegre vaivén a los movimientos de la cadera y los gemidos de la amada. Pero supuse que a las mujeres les habría de encantar, pues ellas se corren bien pronto si les vibra el chumino.
Unos meses mas tarde, conocí a una chica muy mona y comenzamos una relación amorosa relativamente estable. Tras follármela de todas las formas posibles y practicar con ella todas las guarrerías concebidas -mas algunas de las inconcebibles-, me acorde del tema de la lavadora, y se me metió en la cabeza que tenia que probar aquello.
Por aquel entonces, compartía piso con otros tres estudiantes. Vivíamos en un primero con pleno acceso al patio del edificio; de hecho, nuestra lavadora se encontraba justamente allí. Esta parecía haber sido fabricada entre la primera y la segunda revolución industrial. Cuando empezaba a centrifugar sufría una suerte de tembleque epiléptico; un trance mecánico que la ponía en movimiento, de tal manera que se iba paseando ella sola por todo el patio hasta que acababa el centrifugado. Siempre pensaba al verla en dicho estado que cualquier día me iba a tocar salir a la calle a buscarla:
–Oiga, una lavadora con unos gayumbos dentro, ¿no la ha visto usted pasar por aquí?
–No.
–Señor guardia. Mi lavadora me ha robado mis gayumbos rojos de la suerte. ¡Por el amor de Dios, haga algo y no se me quede mirando así!
Y de pronto, aquel escandaloso y tembloroso cacharro se convirtió a mis ojos en un aparato de inusitadas virtudes eróticas. El acto de meter y sacar mi ropa del bombo adquirió entonces una significación especial. Además, cuando cerraba la puerta lo hacia con tacto y cariño, y no de una patada, como tenia por costumbre.
El gran problema era que estaba, como ya he dicho, en el patio, a la vista de todo el vecindario. Cualquiera que se asomara a las ventanas interiores de su vivienda podía sorprendernos allí, enganchados en pelota picada como dos conejitos. Había, no obstante, una solución fácil: perpetrar el fornicio de madrugada, confiándole nuestra intimidad a la oscuridad y al buen hacer de Morfeo con todos los vecinos. Pero aun quedaban un par de detalles por resolver: el ruido de la lavadora y los rebuznos amorosos de mí pareja, muy dada a berrear durante el acto. A ella siempre podía amordazarla:
–Cariño, te voy a tapar la boca con un calcetín y nos vamos a subir encima de la lavadora a las cuatro de la mañana para follar. ¡Veras que divertido!
–¡Oh, si! Me corro solo de pensarlo. Que sea con el calcetín que llevas puesto.
–¿El izquierdo o el derecho?
–El de tu puta madre.
Bueno, tal vez bastara con pedirle simplemente que no gritara. Pero… ¿y el ruido de la lavadora? ¿Cómo iba a conseguir que aquel trasto no despertara a todos los habitantes del edificio, incluidos mis propios compañeros? Pensé que tal vez engrasándola toda entera… O probando a centrarle un poco el eje… O quizá nivelándola un poco… Puede que apretando tuercas aquí y allá… Pero, amigos míos, fue pasando el tiempo sin animarme en ningún momento a probar cualquiera de estas soluciones. De alguna manera, la idea de aquel capricho fue dando tumbos entre la materia gris mi cerebro, hasta que paso a un aparente olvido.
Meses mas tarde, trajeron al piso una lavadora nueva. Y es que los vecinos protestaban frecuentemente por el ruido que provocaba la que teníamos, por lo que el casero decidió acabar con las quejas al respecto. Era de marca alemana, y tenía un diseño muy atractivo. Toda ella parecía querer decir: soy sexy y eficiente. El día que me toco estrenarla, mecánicamente metí mi ropa dentro del bombo, coloque el programa adecuado –que en mi caso es invariablemente el de “Ropa muy sucia”; entiéndase como un eufemismo- y la puse en marcha. Aquello empezó a funcionar acompañado de un silencio perfecto: mi gata hace más ruido cuando anda. Entonces me quede absorto a la vez que contrariado, mirando el electrodoméstico con un cierto resquemor, notando que en mi alma se abría una especie de vacío emocional, una amarga sensación de fracaso… hasta que me acorde de aquel viejo capricho, y caí en la cuenta de que la nueva lavadora no era apta para las labores erótico-festivas porque no vibraba en absoluto. Buscando un alivio, gire el mando hasta ponerlo en el modo de centrifugado. Nada. El bombo daba vueltas vertiginosamente pero aquello no se movía lo mas mínimo. Además, el sonido emitido no era mayor que el zumbido de una mosca. “¿Y ahora que? ¿Me meto dentro y me tiro a las churris ahí?“, pensé. Fue cuando me empecé a mosquear. Di unas cuantas vueltas alrededor del trasto, buscándole un punto débil. Le pegue una patada en la parte de atrás, intentando descentrarle el eje. No lo conseguí.”¡Malditos alemanes!”, farfulle. Le pegue otras dos patadas sin mayor fortuna. “Perfeccionistas de mierda”, añadí. No se en que momento perdí el control de mis actos. Lo único que recuerdo con algo de claridad es que acabe pegándole puñetazos a aquel jodido cacharro mientras gritaba a grandes voces cosas como: “Tu no vas a poder conmigo, hija de puta”, “Los alemanes me vais a chupar la polla, desalmados”, “Me voy a follar a todas vuestras hijas aquí encima, cabrones”… y no se cuentas burradas mas.
Volví a tomar conciencia de mis actos cuando oí una voz que me llamaba por mi nombre. Al volverme, vi a mis tres compañeros de piso mirándome desde la puerta del patio asombrados a la vez que asustados… y a todos los vecinos asomados a sus ventanas. Golpee disimuladamente con el pie derecho el suelo del patio, probando si con ello conseguía abrir un agujero en la tierra para bajar a esconderme al infierno y quedarme allí acurrucado, tapándome la cara con las manos.
Y esta es mi historia. Si alguien tiene una lavadora vieja y nerviosa, le propongo que pruebe el curioso escenario sexual y lo disfrute. Yo ando ya en el ocaso de mi juventud, camino de una adusta madurez, y he dejado caer ciertos sueños en las profundidades de la desesperanza y de la frustración. Porque la vida es “asin”, ¡y que se le va a hacer!
PD1: De la obra Cuentos, misivas irreverentes y malas hierbas, inscrita en el Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Andalucía.
PD2: Podéis escuchar el audio del articulo desde aquí. Cortesía de Tomás Galindo y su equipo del programa radiofónico “La Papelera”, emitido en Radio Tular Irratia.
20 Responses to “Follarme a una chica encima de la lavadora”
Grandioso Inner, me he reído terriblemente. Cuando publiques el libro no dudes en anunciarlo a bombo y platillo para que vallamos como borregos a comprarlo. Saludos
By Víctor on Sep 24, 2007 at 11:13 AM
CLAP CLAP CLAP CLAP CLAP ovación jajaja. si no fuera porque mi web la lee mi hermano pequeño esto se quedaba en portada mucho tiempo.
está claro que las «machinas» de antes eran otra cosa. vintage XD
By Luis Camino on Sep 24, 2007 at 12:09 PM
Te mereces un 10 por la manera de narrar las cosas que te van sucediendo en la vida, Inner. Creo que a lo mejor, la chica gorda con la que quedaste en un principio te comento lo de la lavadora por que para alguien de sus dimensiones, el placer podria ser mayor, ya que una persona corpulenta, encima de la lavadora, sentira unas leves vibraciones, mientras que para alguien con menos masa corporal puede ser similar a hacerlo cuando se esta produciendo un terremoto.
Aunque, todo hay que reconocerlo, la idea de la lavadora es tan jodidamente perversa que yo creo que todo aquel que lea esta historia, sentira una curiosidad y un deseo al mismo tiempo de cometer el acto en dicho lugar…
Buen tema como siempre, Inner ;)
By Penurias on Sep 24, 2007 at 1:32 PM
Yo tengo una lavadora de 4 años que si que vibra centrifugando, y encima de la lavadora una secadora que vibra aun mas. Lo dificil es conseguir subirse encima y no caerse, jajaja.
By pocholokin on Sep 24, 2007 at 3:18 PM
el primero k lo pruebe k avise a los demas, jaja
yo me kede con las ganas, y la gorda no dio a entender k llegara a hacerlo
estas cosas son como la falsa monea, k de mano en mano va y ninguno se la keda
saludos
By Inner on Sep 24, 2007 at 3:57 PM
Pero que morbosillo es mi inner….
Oye pues quizás si pones a la gorda encima lavadora nueva esta tiemble del peso…
No se porque me ha venido a la cabeza el dia que no encontraba el meato urinario a una señora de 150 kilos al intentar ponerle una sonda vesical en el hospital.
By kyra on Sep 24, 2007 at 8:02 PM
jajajajaja qué cagado.. muy bueno, muy bueno;)
By ticui on Sep 24, 2007 at 9:00 PM
la puta madre inner!!!!!!!!!!!
lo probare lo juro
me he cagado de la risa
ojala y nos sea mentira del libro pues espero tenerlo en mis manos jajajajaja
jajajajajajajaa
por cierto aun no has puesto la historia del cine porno
adios!!!!!! jejeje
By JEBRIEL on Sep 24, 2007 at 9:10 PM
buena la historia como siempre
aca en chile hicieron una peli dond parec la mencionada fantasia
saludosh
By ana on Sep 24, 2007 at 11:54 PM
Muy bueno!! Me he reído mucho.
Decubrí tu blog hace poco y me encanta. :-)
By B on Sep 26, 2007 at 7:44 PM
Buenísimo!!! por cierto , si sigues con la ilusión de hacerlo sobre una lavadora que vibre como una condenada , no hace falta que la pegues de patadas para que se descentre ni nada por el estilo . Si te has quedado con las ganas , lo único que tienes que hacer para que la lavadora nueva vibre es aflojarle una de las 4 patas de goma que tiene , van a rosca como un tornillo , con dar un par de giros a una de las patas , al centrifugar vibrará como una condenada xDD . Pero te advierto que no es bueno para la lavadora , en cuanto que te hayas quitado ese ansia de follar encima de la lavadora , vuelve a poner la pata tal y como estaba devolviendole su anterior estabilidad a la lavadora . Bueno muchacho , espero haber sido de algún tipo de ayuda :) . 1Saludete
By Pau on Sep 30, 2007 at 5:04 PM
Por cierto, ahora que recuerdo , la escena de la lavadora sale en la película de «sexo con amor» muy buena por cierto , va de enredos de cama :)
Talueks
By Pau on Sep 30, 2007 at 5:06 PM
jeje, lo probare, pau
saludos
By Inner on Oct 1, 2007 at 6:34 AM
Pues a mi me pareces un gilipolas, esos comentarios sobre gente gorda, me parecen de lo peor, yo tengo amigas a las q le sobran kilos, no veo por q tienes q llamarlas nada, eres patetico
By anonimo on Oct 1, 2007 at 8:32 PM
Jajajaja. Tremenda historia Inner, gusta como escribes.
Saludos.
PD: El próximo día que use la lavadora me fijaré en si es apta o no.
By Jimbo on Ene 19, 2008 at 9:34 PM
me recordaste la pelicula sexo con amor
ahi sale un tipo follandose a la sobrina arriba de una lavadora
jajaja
yo he follado sobre una mesa se sonido… jajajaja no vibran mucho
By lilith on Abr 16, 2008 at 10:12 PM
ajajajajajjajajajajajajaja me has hehco reir de nuevo innner jajajajajajajajajajajajajajajaja pegandole a la lavadora diciendo sandeces que comicooo
jajajajaja
Besitos
Ade
PD he aprendido un par de trukitos gracias pauXD
By adela on May 13, 2008 at 10:16 AM
*ovacion de 3 minutos de pie*
definitivamente este es EL RELATO xDDDD
Y si, concuerdo con Víctor, no dudes en anunciar tu libro, que, como poseída, iré a comprarlo…
Saludos desde México ♥
By moMo [pDp] on Ago 15, 2008 at 10:22 AM
Grande inner!!!!!!descubri tu blog hace poco y es lo maximo,sigue asi,saludos desde chile.
By Strike on Ago 26, 2009 at 9:19 AM