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¡Fuego, fuego, fuego! La historia de un pequeño incendio.

octubre 1, 2007 – 4:56 AM

Estuve a punto de morir abrasado con unos 17 años. Me encerré una noche en mi cuarto echándole el cerrojo a la puerta para leer un rato tranquilamente: mi hermana solía entrar a husmear sin tan siquiera tocar en la puerta, y eso me molestaba. Me gustaba leer con poca luz, así que encendí una vela y la puse sobre la mesa, encima de un papel para que la cera no manchara el mueble. Me quede dormido al rato sin apagar la vela. Me despertaron unos golpes en la puerta de mi habitación: cuando me levante, una parte de la mesa estaba ardiendo. Esta era de conglomerado de madera chapado, y al consumirse la cera de la vela la llama prendió una zona circular a su alrededor. Mi hermano volvía de la calle y había visto las llamas desde el pasillo de entrada a la vivienda: la ventana de mi cuarto daba al patio interior del edificio, al igual que los pasillos de este, luego existía conexión visual. Así que estuvo aporreando la puerta de mi habitación hasta que consiguió despertarme. Yo apague aquello a golpes con la mano, después encendí la luz y le abrí la puerta a mi hermano. Si el hubiera llegado a casa minutos antes de que se iniciara el fuego, se habría ido a dormir sin preocuparse de nada y nadie me habría despertado. Si hubiera llegado unos minutos después (diez, quince o veinte, quien sabe), el fuego y el humo ya se habrían propagado y yo estaría muerto, asfixiado y seguramente quemado… y quizás toda mi familia también.

Un día del mes pasado me levante sobre las siete menos cuarto de la mañana. Me hice un café y me senté frente al ordenador. Poco después de las siete se fue la luz. Salí al salón para “subir los plomos”. Mi compañero de piso ya estaba allí desayunando: se levanta a las siete de la mañana, se toma un vaso de leche viendo la tele y sale zumbando a las siete y media para ir a trabajar. Me dijo que el ya había intentado subir los plomos, pero que estos saltaron de nuevo soltando un chispazo. Supuse que algo se había jodido en el cuadro de mando, y que tendría que esperar a que se hiciera de día para echarle un vistazo por dentro. Me acerque a la ventana del salón. Esta da al pasillo de entrada al edificio (nosotros vivimos en el bajo). Entonces vi que por la ventana del cuarto de mi compañero salía humo (esta también da a dicho pasillo). “José, tu cuarto se esta quemando”, le dije, y nos dirigimos los dos hacia la habitación para ver que estaba pasando. Según nos acercamos a esta por el pasillo interior de la vivienda, vimos que también salía humo por entre la puerta de la habitación y el marco. Al abrir la puerta nos encontramos la mesa de su cuarto ardiendo, con unas llamas grandes que casi llegaban hasta el techo… La primera sensación es de pánico. Sabes que tienes que hacer algo y, sobre todo, que tienes que hacerlo rápido, pero todo se te apelotona en la mente. El caso es que salimos los dos corriendo por el pasillo hacia la cocina, para coger algo con lo que echar agua. Pero eran poco más de las siete de la mañana: aun no había amanecido, y no se veía nada. Los dos intentábamos hacer lo mismo: buscar un cacharro, y los dos dábamos manotazos entre los muebles de la cocina estorbándonos el uno al otro. De pronto, se me pasaron por la cabeza las imágenes, y sobre todo las conclusiones, de un documental que vi en cierta ocasión en el que se estudiaba como se propaga el fuego en una vivienda: en menos de quince minutos, una habitación donde ha prendido cualquier cosa pasa a convertirse en un infierno toda entera. Con aquellas imágenes en la cabeza, concluí que no íbamos a tener tiempo para apagar aquello nosotros y que lo mejor que podía hacer era llamar a los bomberos para que vinieran cuanto antes. Así pues, salí corriendo hasta la calle para avisar a los vecinos: “Llamad a los bomberos, por favor. Mi piso esta ardiendo”. No se cuantas veces repetí eso junto a la puerta del edificio. La vecina de arriba fue la primera en despertarse y llamar. Una vez lo hizo, me dijo varias veces desde su ventana para tranquilizarme: “Vale, ya he llamado”. Pero yo quería que llamaran TODOS los vecinos, así que estuve repitiendo aquellas dos frases muchas veces más, gritando tanto como podía. Después me metí otra vez dentro del piso, preocupado por mi compañero. El había conseguido coger una olla y lanzar sobre la mesa algunos litros de agua. Cuando llegue estaba en la cocina llenándola otra vez. Yo no me atrevía a adentrarme en el pasillo, pues estaba lleno de humo. La sensación de ahogo, el no poder respirar bien, es algo que me puede. Así que lo único que se me ocurrió hacer fue salir al patio, coger un barreño grande que tenemos para la ropa, y ponerlo bajo el grifo de la cocina para que el pudiera echar agua en mayor cantidad. Ahí estuvo la clave, porque, según me contó mas tarde, con la olla no pudo hacer nada: las llamas parecían aplacarse un poco cuando recibían el agua de esta pero cuando el volvía con otra olla llena ya se habían reavivado de nuevo. Con dos veces que echo el barreño lleno de agua sobre la mesa consiguió por fin apagar totalmente el fuego.

Cuando me dijo que había conseguido apagarlo lo cogí del brazo y lo saque al rellano de nuestra planta para que respirara. Los vecinos estaban bajando a la calle. Habían tenido el tiempo justo de vestirse y avisarse unos a otros. Nadie pregunto nada (podríamos haberles dicho que ya no era necesario salir corriendo). Nadie se presto a ayudar (aunque ya no hacia falta). Eso si, una chica que bajaba junto a su novio, llevando en la mano una bolsa con algunos efectos personales, le iba diciendo a este, muy preocupada, que se había dejado el móvil arriba. Se fueron juntando todos al final del pasillo de entrada del edificio.

Llegaron entonces dos policías, con unas linternas. Me metí otra vez dentro del piso para indicarles donde estaba la habitación quemada y después volví a salir al rellano. Un poco mas tarde, aparecieron los bomberos, con sus bombonas de oxigeno en la espalda y sus cascos con mascara. Se dedicaron a abrir todas las ventanas de la casa. Después pusieron a funcionar un ventilador portátil muy grande (alimentado mediante un motor de gasolina) y lo colocaron en la puerta de entrada, apuntando hacia el interior de la vivienda para así expulsar todo el humo. Les dijeron además a los vecinos que podían volver a sus casas. Tal cual estos iban pasando por el rellano para subir a sus viviendas, me recriminaban: “¿Por que os habéis quedado ahí dentro? Os podíais haber asfixiado”. Yo respondía: “Si no nos llegamos a quedar, igual arde todo”, y señalaba con un gesto a los bomberos, dando a entender que habían tardado demasiado en venir. Lo demás es poco relevante. A mi compañero, que fue el que trago mas humo, se lo llevaron a un hospital. A mi me dijeron que bebiera mucha agua. Tomaron mis datos y se largaron. Yo me dedique a ver los desperfectos: la mesa quedo totalmente calcinada, las paredes quedaron negras por el humo, la cortina (que se halla unos dos metros de la mesa) quedo derretida por el calor, algunos botes de plástico que estaban encima del armario (a un metro de la mesa) también quedaron derretidos por el calor… Según nos dijeron los bomberos tras inspeccionar la habitación, la causa del incendio fue un cortocircuito en una alargadera que llegaba hasta la mesa para dar corriente a una tele que estaba sobre esta. Personalmente, creo que el transformador de la tele echo a arder tras sufrir una fuerte subida de la intensidad de la corriente eléctrica. Por algo me compre un SAI para el ordenador, harto de cambiar transformadores fundidos.

Como anécdota, decir que en momentos como esos se pierde la percepción normal del tiempo. Por ejemplo, no soy capaz de estimar cuanto tiempo transcurrió desde que se inicio todo el follón hasta que llegaron los bomberos. Tampoco he logrado ordenar la forma en que se sucedieron algunos hechos. Se que estuve un tiempo parado en el patio respirando aire, pero no se exactamente cuando: tengo el recuerdo pero no logro ubicarlo entre el resto de los hechos. Además, por más que lo he intentado, no he podido sacar de la memoria el recuerdo de algunas cosas que hice, como traer el barreño del patio. No tengo esas imágenes en la cabeza. Seguramente, el haberlo hecho todo tan rápidamente y sin ver casi nada me impidió retener algunas cosas. Algo también curioso es que, en esas circunstancias, por cada cosa que terminas haciendo se te pasan antes por la cabeza decenas de opciones distintas. La mente va, por así decirlo, cagando leches. Pero no todas esas opciones son correctas: los nervios te traicionan y se te ocurren autenticas barbaridades y gilipolleces.

¿Qué habría pasado ese día si no me hubiera levantado tan pronto? ¿Qué habría pasado si el fuego se hubiera iniciado un minuto después de que mi compañero se marchara a trabajar estando yo aun durmiendo? Pues… RIP. De nuevo, si no morí abrasado fue por cuestión de minutos: ¿diez, quince, veinte…?

El fuego es rápido, traicionero e implacable. Acecha silenciosamente tras un cigarrillo mal apagado, tras un transformador viejo, tras una chispa junto a la alfombra… Tened cuidado, chicos, que no solo se queman los montes. Os lo digo yo.

PD: Lo irónico es que de crío yo adoraba el fuego. Una caja de cerillas y un bote de alcohol eran para mí los juguetes más excitantes. Ver como cualquier cosa se quemaba mientras las llamas danzaban sobre esta me dejaba extasiado. Obviamente, a estas alturas el fuego ya no me parece que sea ninguna cosa divertida.


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  1. 15 Responses to “¡Fuego, fuego, fuego! La historia de un pequeño incendio.”

  2. Que historia¡ lo bueno es que no pasó a mayores y que tu y tu compañero están enteros.

    By konichan on Oct 1, 2007 at 5:09 AM

  3. solo fue un susto, pero algunos sustos te dejan una desagradable sensacion de vulnerabilidad durante semanas

    saludos

    By Inner on Oct 1, 2007 at 6:11 AM

  4. Esta historia ha hecho que me acuerde de lo que le pasó a un amigo. Se habían quedado él y su hermano sólos en casa por unos días. Una noche llegó hambriento a casa después de una fiestorra y no se le ocurrió nada mejor al tío que freirse unas patatas. Puso la sartén llena de aceite en el fuego y se sentó en la mesa de la cocina a esperar que se calentase en aceite. Se quedó durmiendo y, al parecer, el aceite se calentó tanto que empezó a arder. Tuvo suerte de que su hermano llegase, también de fiesta, en esos momentos. Cuando éste entró a la casa, vió que salía humo de la cocina y pensó que su hermano se estaba fumando unos petas. Pero cuando entró vió que su hermano estaba dormido y que la cocina estaba literalmente ardiendo. Los dos salieron de la casa y dejaron que los bomberos hicieran el trabajo sucio. La cocina pasó a mejor vida, pero por lo menos mi amigo se salvó. Moraleja: no te frías patatas cuando llegues borracho a casa. Lo mejor es meterse algo al microondas. Por experiencia se que cuando te despiertas al día siguiente el microondas sigue intacto con la comida dentro. :-)

    By Pepón on Oct 1, 2007 at 1:17 PM

  5. Espero que estes mejor.

    Me gusta la evaluacion que haces de como funciona a mente en momento de tencion como los que describes.

    Saludos.

    By Victor Manuel on Oct 1, 2007 at 4:22 PM

  6. Eso es suerte de la gorda, porque algo te hizo despertarte en esta ocasion y en la anterior llegaron a tiempo; o algo no terrenal intenta causar un desastre hacia tu amigo y tu inconscientemente te despertaste para evitar males mayores, lo cual deja a uno pensativo sobre que te hico despertarte y estar en el momento justo.

    La moraleja es: Comprar alargaderas de marca y con certificado de seguridad, nada de las del todo a 100.

    By pocholokin on Oct 1, 2007 at 5:02 PM

  7. eso dijeron los del seguro, k las alargaderas del todo-a-100 provocan muchos pekeños incendios caseros

    de todas formas, como ya he dicho, creo k la causa fue el transformador de la tele por la forma en k esta kedo derretida

    saludos

    By Inner on Oct 1, 2007 at 5:08 PM

  8. Uy bro! que suerte que sigues por aca con estos articulos y que no les haya pasado nada con el incendio, yo tambien eh estado en una situacion de extremo peligro (chocamos y se empezo a incendiar el auto :S ) de veras que en esos momentos se te ocurren mil cosas, y al final logras resolver la situacion a duras penas, pero la verdad no me acuerdo de todo, pienso que se reprimen ciertas cosas para evitar traumas :P

    By Richardtc on Oct 1, 2007 at 6:17 PM

  9. Lo mismo tu subsconsciente predijo que se iba a producir ese desastre y te desperto. A mi me pasan cosas asi y aunque parezca de chiste lo que voy a contar es cierto; por ejemplo, por las mañanas temprano tengo programado el despertador a las 7 para despertarme para ir al instituto y tal, pero muchas veces, me despierto automaticamente segundos antes de que suene el despertador, que digo: «¿que hora es?», y cuando me pongo a mirarlo o algo, suena el despertador. Otra cosa que es aun mas graciosa (que mi hermano me toma por loco), es que a lo mejor estoy pensando en mis cosas cuando no tengo que hacer nada, y lo mismo pienso en algun capitulo de los simpson, sobre alguna escena, y justo ese dia o al siguiente emiten el capitulo ese en el que estaba pensando.

    Esto ultimo me ha pasado montones de veces, lo juro.

    By pocholokin on Oct 1, 2007 at 7:17 PM

  10. WOW
    TENES RAZON

    PD:A MI TODAVIA ME FASCINA EL FUEGO…

    By jebriel oz on Oct 1, 2007 at 11:01 PM

  11. que trauma, yo creo que hubiera saliendo corriendo, una vez…no es lo mismo friendo salxixas saltó una xispa nose como al sarten y en vez d cogerla y llevarla al fregadero, cogi un cuenco lo llené d agua y lo vacié sobre la sarten…..
    y lo q le pasa a pocholokin m pasa a mi muxisimo, acordarme de capitulos d series o peliculas y luego anunciarlas. o pensar en alguien y recibir una llamada suya o un sms…rolloscuros

    By nuscky on Oct 2, 2007 at 12:06 AM

  12. a mi me pasa mucho lo de las peliculas, que me viene un apelicula a la mente y a los pocos dias la ponen por la tele xD
    y no me ha pasado una vez, sino bastantes

    By Alvalitro on Oct 2, 2007 at 3:56 AM

  13. q bueno q fue solo un susto
    a mi me pasa bastante q sueño cosas q luego pasan, la mayoria no ha sido muy agradable pero nose puede hacer nada
    cuidate

    By ana on Oct 3, 2007 at 11:55 PM

  14. O_o

    Suerte que no pasó a mayores. Saludos.

    By jaba on Oct 5, 2007 at 10:51 PM

  15. vaya menuda historia :S a mi tmb me fascinaba de pequeño el fuego, de echo ahora lo miro de otro modo, no con miedo ni nada parecido pero prefiero siempre q enciendo uno o lo q sea tomar precauciones cercanas, preveer lo q posiblemente podria suceder y q podria hacer si sucediera, x ejemplo en mi habitacion si enciendo una vela mi medida de prevencion es aislar la llama de todo lo rapidamente inflamable, como la cama, cortinas, papeles etc…. tener tmb una botella de 2 litros de agua al lado y cosas asi jeje
    nunca me ha ocurrido nada, y espero q no ocurra, pero ahora miro el fuego con mas respeto.

    xcierto crei q era el unico «loco» pero a mi tambien me ha pasado mucho lo de los simpsons, ya somos 3 :)

    PD: ya q hablaron de los transformadores, tmb hay q evitar ahora q llega diciembre, en los arbolitos las lucecitas de navidad de los todo a 100… puesto q las medidas de seguridad de las lucecitas son: 0!!!! sinceramente, es preferible una decoracion estatica q una luminosa q ademas gasta energia electrica a lo tonto…

    By AAC on Oct 6, 2007 at 6:17 AM

  16. Estoy casi seguro de que cada cual tiene sus sucesos reincidentes (o recidivantes). También me parece que soñamos la realidad, así que no es extraño que nos movamos bien en ella, pues surge de nosotros. Eso de las amnesias parciales y de la falta de percepción del tiempo ha de ser un efecto de la adrenalina: el cerebro está en ese momento para lo que está, y no para las inútiles cronologías, ni para las secuencias de memoria completas.

    By Alonso el Baneao on Ene 8, 2011 at 7:41 PM

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