Inner, El Pendejo

La cucaracha vengativa

Querido lector, en nuestro primer encuentro ella flotaba boca arriba en mi copa de vino y daba vueltas en redondo sobre el líquido mientras movía sus seis patitas desesperadamente. Parecía un bebe que se alegrara y agitara las manos en festiva excitación fruto de las carantoñas y cuchicuchis de su papa. Sin tan siquiera preguntarme como demonios había ido a caer aquel asqueroso bicho dentro de mi copa, tire el contenido al fregadero y deje caer el agua del grifo hasta hacerlo desaparecer (ortóptero navegante incluido) por el sumidero. Mas de alguna manera logro salir de las cañerías y hube de encontrármela otras muchas veces por toda la casa, sin que para nada sirvieran entonces mis persecuciones con la escoba ni los golpes de trapo certeramente dirigidos.

Mi claudicación llego cuando logro sobrevivir al último de mis ataques. Sucedió a las 3 de la madrugada, y ella andaba encima de uno de los quemadores de la hornilla. Con felino sigilo, abrí el mando correspondiente y deje escapar el gas, para después acercar una cerilla encendida y prender el fuego. Juro que la vi retorcerse agónicamente hasta quedar inanimada cual hereje ajusticiado en la hoguera. Apague el fuego y abandone la cocina para buscar un guante con el que cogerla y tirarla a la basura, pero cuando volví me di cuenta de que había escenificado una de sus típicas triquiñuelas: hacerse la muerta para después, al notar mi ausencia, correr cobardemente a esconderse en una de sus lúgubres guaridas.

Seguramente se encuentre usted sorprendido ante el relato de esta nueva versión del David contra Goliat plagado de reminiscencias de Alien, pero a poco que busque información sobre esta clase de insectos se encontrara con afirmaciones tales como que si les cortas la cabeza solo morirán tras varias semanas y únicamente por inanición; que la hembra es capaz de generar dos millones de crías por año; que habitan en la tierra desde hace mas de 200 millones de años; que si fueran del tamaño de un ser humano podrían alcanzar la velocidad de 500 km/h; que tienen una alta resistencia a la radiación y están preparadas como especie para sobrevivir a una guerra nuclear… Monstruos, querido, son monstruos peores que cualquiera de los detallados en los bestiarios mitológicos.

En estos mismos instantes, mientras voy redactando esta misiva, ella se halla en la mesa, a mi lado, junto al teclado. Mueve parsimoniosamente sus antenas a la vez que mira hacia el monitor simulando revisar mi gramática y mi sintaxis. Pero yo se que realmente esta tramando mi asesinato. La adivino barruntar conjuras y confabulaciones contra mi persona. A mi no me engaña la hija de puta esta. Temo por mi vida, amado lector. Asistame con su infinita sabiduría.

Sin nada mas que añadir, se despide este ingeniero bien posicionado con la esperanza de vivir para publicar su siguiente articulo. Si no fuera así, sepa que andaré en el averno esperándole tanto a usted como a su puta madre.

PD: De la obra Cuentos, misivas irreverentes y malas hierbas, inscrita en el Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Andalucía.

Tags: cartas
Posted in Articulos Gloriosos y Relatos Propios

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